por: Lilian Cid / Noel David Suárez

Frank Ernesto Herrera, lanzador cubano, ha dejado una huella importante en el béisbol cubano. Con un récord de 16 victorias, 14 derrotas y 11 salvamentos en la Serie Nacional de Béisbol, el miembro de los Leones de Industriales se siente profundamente orgulloso de formar parte de este equipo histórico. Desde su debut en 2017, Herrera ha sido un pilar para su equipo y un ejemplo de dedicación tanto en la liga cubana como en su reciente incursión en la liga italiana, donde logró un salvamento con el Fortitudo Baseball Bologna. Con una presencia activa en redes sociales, el lanzador comparte su vida personal y profesional, destacando la importancia de la familia y el legado deportivo.

¿Cómo es Frank fuera del terreno de juego?
Soy una persona tranquila, disfruto estar en casa con mi familia. Mi mamá siempre dice que heredé el carácter de mi padre, aunque en el béisbol suelo ser un poco más extrovertido. La familia es mi prioridad y todo lo que hago es con el propósito de que se sientan orgullosos de mí, especialmente mi hijo.

¿Qué tan difícil es mantener ese propósito de estar cerca de la familia en un entorno que constantemente te aleja físicamente?
Es bastante complicado, porque pasamos muy poco tiempo en casa. He tenido la oportunidad de jugar en el extranjero, lo que me ha mantenido alejado en varias ocasiones. Por eso, cuando estoy en Cuba, trato de aprovechar al máximo cada momento con ellos. Mi hijo tiene cuatro años y está en una etapa crucial de crecimiento, donde la presencia paterna es fundamental. Afortunadamente, tengo una esposa increíble, que ha sido madre y padre para él en muchas ocasiones. Elegirla como compañera de vida ha sido una de las mejores decisiones que he tomado.

¿Crees que tu hijo seguirá tus pasos en el deporte o imaginas otro camino para él?
Es un niño muy inteligente y le encanta el béisbol. Desde bebé lo llevábamos al Latinoamericano y se adaptó perfectamente a ese ambiente. Su primera vez en el estadio fue en un playoff entre Industriales y Santiago, con el estadio lleno. Pensé que la multitud podría asustarlo, pero fue todo lo contrario: estaba feliz.
Hoy en día conoce los números de cada uno de mis compañeros de equipo, así que quién sabe, quizás en el futuro sea pelotero. Aún es muy temprano para saberlo, y no quiero presionarlo. Será lo que él decida ser, pero el béisbol está en su sangre. También me gustaría transmitirle los conocimientos que adquirí en la universidad. Quizás en el futuro lo veamos dentro del terreno, pero lo importante es que sea feliz con el camino que elija.

Como lanzador, ¿cuánto te ha aportado tu capacidad de análisis dentro del terreno de juego?
— Muchísimo. El béisbol es un deporte de pura anticipación. Siempre me ha gustado leer, investigar y no conformarme con lo que ya sé, sino ir más allá. Tal vez no tenga un talento natural extraordinario, pero he trabajado constantemente en desarrollarme. El estudio de los rivales y la preparación son claves. Anticiparte a lo que pueda suceder en el juego es una ventaja invaluable para cualquier atleta.

Has jugado en varios equipos y ligas, pero ¿Industriales es el equipo de tu vida?
— Sin dudas. Para mí, Industriales es el mejor equipo del mundo. Basta con revisar mis redes sociales para ver lo orgulloso que me siento de vestir este uniforme. Curiosamente, al principio no me gustaba la pelota, pero mi papá insistió en llevarme al Latino y, poco a poco, me atrapó. Recuerdo que entraba por la puerta cuatro y me impactaba ver a los jugadores en el terreno. Mi primer ídolo fue Antonio Scull, quizás porque era el primero que veía al entrar al estadio y porque jugaba con una pasión especial. Recuerdo con emoción un jonrón con bases llenas que dio contra Sancti Spíritus. El Latino es mágico porque te permite ver a tus ídolos y alimentar el sueño de un día estar ahí. Ese sueño se hizo realidad para mí.

La cirugía Tommy John: Un desafío en su carrera

Pasaste por la cirugía Tommy John, un procedimiento clave en tu regreso al béisbol. Cuéntanos sobre esa experiencia.
— La cirugía Tommy John lleva el nombre del primer lanzador que se sometió a este procedimiento en 1974. Fue realizada por el doctor Frank Jobe, quien adquirió experiencia en el tratamiento de lesiones durante la Segunda Guerra Mundial y luego trabajó con los Dodgers de Los Ángeles. Tommy John pudo jugar 14 temporadas más en Grandes Ligas tras la operación, lo que marcó un antes y un después en la medicina deportiva.

¿Cómo ocurrió tu lesión y cómo fue el proceso de recuperación?
— Sucedió en la Serie 60, en un partido contra Cienfuegos en el Latino. Estaba lanzando entre 88 y 89 millas cuando sentí un leve chasquido en el codo. No le di mucha importancia al principio, pero en la siguiente entrada mi velocidad cayó drásticamente a 74 millas, aunque sin dolor. Cuando intenté calentar nuevamente, las molestias comenzaron y tuve que salir del juego.

¿Intentaste evitar la cirugía?
— Sí, probamos varios tratamientos. Primero intentamos rehabilitación convencional, luego terapia con plasma y plaquetas, pero nada funcionó. La única opción era la cirugía Tommy John. Debido a la pandemia, debía operarme en mayo de 2021, pero finalmente fue en octubre cuando el doctor Liván Peña Marrero, a quien siempre estaré agradecido, me llamó y me dijo: «Ingresas la semana que viene».

¿Cómo fue el proceso de recuperación?
— Bastante doloroso, pero conté con un equipo médico excepcional. Durante ese tiempo hablé mucho con José Ramón Rodríguez, lanzador camagüeyano que también pasó por este proceso. A los jóvenes que estén sintiendo molestias les digo: cuiden su cuerpo, que es su herramienta de trabajo. La preparación física es clave, y quizás ese fue el factor que más me afectó a mí.

Sobre la venidera Liga Élite y el estado actual de Industriales

Los aficionados esperan el título. ¿Qué pueden esperar del equipo en esta Liga Élite?
Los aficionados siempre tienen grandes expectativas y nosotros salimos a ganar en cada torneo. Estamos obligados a jugar con precisión y dar lo mejor de nosotros. Contamos con un equipo muy competitivo, con un picheo sólido, aunque en momentos clave nos ha faltado ese impulso final para concretar victorias. No obstante, seguimos trabajando para mejorar cada día.

Eres uno de los lanzadores más experimentados del staff de Industriales. ¿Qué le puedes transmitir a los jóvenes que se incorporan cada año?
Mi rol en los últimos años ha sido el de relevista intermedio, una función clave pero a menudo infravalorada en Cuba. Este tipo de lanzador tiene la responsabilidad de mantener la ventaja y entregar el juego en condiciones óptimas al cerrador. Para desempeñarlo bien, es fundamental observar el partido con atención y ejecutar cada lanzamiento con precisión.
Al principio, me costó adaptarme a lanzar dos innings en lugar de uno, pero con la guía del profesor José Elósegui, fui perfeccionando mi labor. Es un rol que me gusta y en el que me he sentido cómodo.

¿Y si tuvieras que asumir la apertura de un juego?
En Industriales no sería necesario, porque contamos con los mejores abridores de Cuba. Creo que mi aporte es más útil desde el bullpen.

Experiencia internacional y el desarrollo del béisbol cubano

¿Qué aprendizajes has extraído de tus experiencias fuera de Cuba?
En mi última temporada en Italia pude conocer un béisbol muy bien organizado, donde compiten muchos jugadores que pasaron por el sistema de MLB. Aprendí a ver el juego desde otra perspectiva, sobre todo en términos de planificación y estructura. Sin embargo, el talento en Cuba es extraordinario. Aquí, de cada diez niños, ocho juegan pelota, lo que demuestra la fortaleza de nuestra cantera.

Se habla mucho de una crisis en el béisbol cubano. ¿Cuál es tu análisis al respecto?
La principal causa es el éxodo de talentos. Hoy en día, muchos jóvenes de 13 o 14 años dejan el país en busca de mejores oportunidades. La cancelación del acuerdo con la MLB nos ha perjudicado enormemente, ya que una relación establecida con Grandes Ligas hubiera permitido un desarrollo más equitativo para nuestros jugadores.
Además, internamente hay aspectos que podemos mejorar, como el acceso a patrocinios, la cantidad de partidos disputados y la implementación de nuevas tecnologías en el entrenamiento. También es fundamental expandir el béisbol a zonas menos favorecidas para garantizar su desarrollo en todo el país.

Es necesario encontrar alternativas para que los talentos se desarrollen sin necesidad de emigrar. Cuba tiene una historia beisbolera increíble y una cantera inmensa de jugadores que, con la preparación y las condiciones adecuadas, pueden seguir brillando a nivel internacional.

El reto está en cómo mantener ese talento dentro del país y ofrecerle las oportunidades que necesita. Yo sigo apostando por el beisbol cubano y por Industriales, porque creo en la calidad que tenemos y en el amor que sentimos por este deporte.

Algunos consideran que es mejor apostar por una Serie Sub-23 en lugar de la Liga Élite. ¿Qué opinas al respecto?
Ambas competiciones son necesarias y no deberían excluirse mutuamente. La Serie Sub-23 es clave para el desarrollo de jóvenes talentos, y la Liga Élite ofrece un nivel de competitividad superior. No se trata de elegir entre una u otra, sino de encontrar una manera de que ambas puedan coexistir y fortalecer el béisbol cubano.

Recuerdos de juegos clave y enfrentamientos individuales

¿Recuerdas alguna situación en la que te hayas equivocado y te haya marcado?
Sí, hay dos momentos que no olvido.

  • En la final contra Las Tunas, enfrenté a Danel Castro, un bateador extraordinario al que apenas le he podido sacar out un par de veces. En un momento clave, hice un lanzamiento que no debí, y terminamos perdiendo el juego. Me duele porque ese partido podía haber llegado al Latino con la serie empatada.
  • En el playoff contra Sancti Spíritus, no tuve una buena actuación en el segundo juego. De haber ganado ese partido, nos habríamos evitado llegar a un sexto encuentro y forzar un séptimo decisivo. Me sentí responsable de que un novato, Rafael Perdomo, tuviera que abrir el partido más importante de su carrera hasta ese momento. Sin embargo, demostramos ser un equipo muy unido y logramos la victoria. Fue un juego extremadamente tenso, tanto antes como después de jugarse.

¿Qué bateadores han sido más difíciles de enfrentar?
Danel Castro ha sido siempre un reto, pero también Frederich Cepeda, por su capacidad analítica y su excepcional zona de strike. Tiene una visión del juego impresionante; incluso ha comentado que puede ver las costuras de la pelota mientras gira, algo que muy pocos bateadores logran hacer.

¿Prefieres ponchar o dominar a un bateador?
Siempre prefiero ponchar, porque así elimino cualquier posibilidad de error defensivo y el out depende únicamente de mí y del receptor.

Sabermetría y proyección personal

¿Qué importancia tiene la sabermetría en tu trabajo?
La información es poder. Gracias a la ayuda de mi amigo Alfredo Ríos, aprendí a comprender verdaderamente la sabermetría, que es mucho más profunda de lo que comúnmente se conoce en Cuba. Me ha permitido optimizar mis lanzamientos, trabajar mejor mis efectos y adaptar mi repertorio a diferentes situaciones de juego. Hoy en día, las métricas avanzadas son un factor clave incluso para la firma de contratos en MLB.

¿Cuáles son tus sueños en el béisbol?
Mi mayor sueño es integrar el equipo nacional y representar a Cuba en un gran evento internacional. Estuve cerca de hacerlo en el Premier 12, donde pude viajar con la selección y enfrentar un béisbol de altísimo nivel. Esa experiencia me motivó aún más a seguir luchando por un puesto en el equipo Cuba.

¿Cómo enfrentas situaciones difíciles en el béisbol?
Al inicio de mi carrera, cuando tenía una mala salida, solía afectarme demasiado y eso repercutía en mis siguientes actuaciones. Con el tiempo y la experiencia, aprendí a manejar mejor esas situaciones. Ahora, cuando algo no sale bien, prefiero analizar en silencio mis errores antes de recibir consejos.
Tuve la suerte de compartir habitación en mi primera Serie Nacional con Frank Montieth, un lanzador de mucha jerarquía en Industriales. Recuerdo que, antes de un partido en Cienfuegos, me dijo: «Mañana yo voy a lanzar seis innings, y después tú te encargas de los últimos tres». Esa confianza y manera de entender el juego me marcaron mucho y me ayudaron a madurar como pelotero.

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